Viniste Columba
volando del cielo,
de un mundo distante,
viniste de lejos.
De un mar de emociones
que inundó mi vida,
que llenó mi alma,
solitaria entonces
de caminos torpes..
Moviste las olas
de encrespada fuerza,
que rompió mis diques,
que anegó sentinas
de mi endeble barco.
Barco ya vacío...
sin rumbo, sin norte,
de un perfil opaco,
lleno de imposibles,
de destinos vagos.
Pusiste tu risa,
tu voz, tus encantos.
tu tierna fragancia,
tus ojos tan limpios,
tu mirada clara.
Tus olas...caricias,
en rompientes duras,
de experiencias tristes.
Mis playas surcadas
de un tacto sensible
por tus manos blancas
de espuma cuajada.
No vuelven atrás
las palabras vanas...
momentos vividos
al pairo del viento,
largas las escotas,
vagos los ensueños.
Las velas tendidas
llegarán muy lejos,
lo sé, no preguntes,
lo susurra el viento.
Deseos cumplidos,
de viejos marinos
quimeras de antaño,
bitácoras huecas….
el compás perdido.
El sol no amanece
parece dormido.
La bruma no es triste,
la atraviesan rayos,
de alegre esperanza,
de amor sin gemidos.
La sombra de un beso
hoy movió la brisa
de eternas mañanas...
de un amanecer sin luces,
de muchos colores
de céfiros fríos,
de un amanecer muy blanco
teñido de versos
que esconde añoranzas,
detrás de las nubes,
de escolleras mansas.
De una poesía
que mueve montañas...
que pone los nombres,
las calles, los ríos,
donde tú me hablabas.
Mañana es seguro...
nos encontraremos...
Donde nos perdimos...
Por saber que existes...
que sabes mi nombre,
que te lo aprendiste
que aún lo recuerdas
que...
no me olvidaste...
-azpeitia- desde Zuhaitz-Ondoan
31 de Diciembre de 2008