ESCRITO SOBRE EL MAR…
Escribir sobre el mar
es vano empeño,
las letras se deslían y
se pierden,
la espuma las oculta
entre las olas,
y nunca la verdad tiene
camino.
Hoy dejo a las palabras
su albedrío,
que expresen para ti lo
que ellas quieran.
Las sílabas contarlas
no merece
pues dicen que les
cansa tanta rima
y el ritmo musical sin
instrumentos.
Ahí dejo que mis dedos
se diviertan
y obliguen al teclado a
hacer milagros.
No quiero que me
juzgues, ni me juzguen,
lo que hoy voy a escribir,
no está pensado…
*****
En ese rincón del alma,
al que nadie llega,
-porque está oculto-
y en la desidia humana
-del... ya lo haré-
alojo peregrinos
pensamientos,
-pensamientos quizás
sea pretencioso-
recuerdos, bagatelas de
una música lejana,
estropicios en mi psique
alborotada
que busca asir el aire,
sin permiso,
el agua que atraviesa
nuestras venas;
son venas de un planeta
imaginario,
que vuela condenado
hasta lo eterno,
refugio del futuro de
la tierra.
-es Marte ese planeta,
no lo dudo-
Pretendo hacer limpieza
y despejarlo.
Recuerdo…
En tu cuello tan
esbelto,
un foulard de colores
variopintos
que se mueve con el
aire de la brisa,
adornando tu cara de
alabastro,
y se adentra en el
valle de tus senos,
sublevando hasta el
fondo mis sentidos
que al consejo traidor
quieren llevarme
y me arrastran a
destinos imposibles…
-solo a veces-
Mis manos pecadoras
que desabrocho de su
cotidianeidad
para sumergirlas en
campos apaisados,
se remansan y sin pedir perdón
sueñan abrazarte cada
noche,
-cuando la luna nos
llena de su fuerza-
desnuda
de prejuicios, desinhibida,
sin vestidos frontera,
ni enaguas melifluas
sugerentes.
Ellas siempre están dispuestas
como
alas de mariposa,
a un concierto appassionato
que vuelva a las mil
codas del scherzo.
-sin vergüenza de lo
oscuro que nos cubre-
Un salto que nos lleva
al infinito.
-seguro que quise decir
a Dios-
Recuerdo esos cien atardeceres
de luces desmadejadas,
indecisas…
con paisajes aplastados
por la bruma
que excitan las
nostalgias
y aparcan los ojos
de los ingenuos que queremos
entender
lo inexplicable,
dentro de un cuadro que
está sin firma.
-¿Anónimo?-
Los brillos de
estrellas engañosas,
que hace siglos que
murieron en su cuna,
se recuestan en un mar traidor,
indiferente,
con náufragos cautivos
en su cenagoso fondo
haciéndonos creer que
aún están vivas.
-nadie se da cuenta-
Recuerdo también,
un brindis con el vino
de tus labios
que al calor de lo
oscuro me pidieron,
-suspirando-
que no amaneciera nunca,
que al sol… lo han
apuñalado
y sangra triste su muerte…en
el ocaso.
-asesinos que nunca
denunciamos-
Que dos almas se han
colado
para siempre…
con el permiso de Dios
-eso no tiene discusión-
en la locura de un
sueño
que manejamos los dos
sin miramientos
llenando mis entresijos
en los huecos que
quedaban… desocupados.
-no quedan muchos-
Todavía, ese maldito
rincón,
lo tengo lleno de
reliquias,
son baratijas muy
viejas
de recuerdos arrugados
en el limbo de los
necios,
-necesarias necedades-
que nos impone la vida,
que me llenan sin
permiso los espacios
trascendentes;
el “reservoir” de tu
amor inexpugnable.
-Son los okupas del maldito rincón -
Entraré sin
miramientos,
y los echaré a la calle
con mi látigo.
para desahucios de
martingalas,
con la evicción de los
derechos perdidos,
-adocenados-
que leen a los mortales,
los leguleyos
mientras los
escuchantes
se sientan en sus
maletas de viaje.
-a la miseria-
Y sin que nadie lo sepa
lo juro, lo prometo… eres
la reina de todo
pues para eso has
nacido.
La monarca de mi esencia,
de tantos pasillos
huecos
que aún conservan
telarañas,
del tesoro que tú dices
-exagerando-
que oculto entre mis
locuras,
escondido...
-sin intención alguna-
Hay que limpiar de
almonedas
los botines de esas mil
guerras incruentas,
esos cajones abarrotados
de papeles viejos
poemas asonetados,
romances para la lumbre,
cartas de amor en do
menor
y contratos no
cumplidos.
-las guerras cruentas
son de juzgado de guardia-
Decir que lo llenas
todo, -hoy- no es cierto.
-lo digo, aunque tenga
que dormir en otro cuarto-
¡Son ellos, son los únicos
culpables!
De la futura república
que acabará con tu
monarquía.
Deambulan alegres por
la casa,
opinan, califican… ya
exigen sus derechos.
-hasta duermen-
Son duendes tan pequeños… adorables
como ángeles pintados
por Murillo
que miedo da pensar que
es lo que traman.
-hasta conspiran-
Tiranos del amor sin
condiciones,
juegan con su destino
de inocencias
haciendo que este lazo
que nos une
día a día, sea más
fuerte…
-un nudo marinero, que es
ya gordiano-
Ya no hay Alejandro
Magno
ni su flamígera espada.
-ni el Helesponto de
Grecia-
Un calor… que no es
humano.
-quise decir Divino-
Escrito por Azpeitia,
José Antonio
el día 11 de Abril del
año 2019