Experiencias de un Economista, Escritor y
poeta de la vida, que ha llegado a estas
conclusiones. He aquí algunas
sugerencias que
harán de nuestra vida una experiencia
insufrible para nosotros
y para los que nos
rodean:
El miedo cerval a perder tu
trabajo es
muy importante para hacer tu vida miserable.
Un
apremio financiero, propio de la vida
moderna, aunque sea transitorio, puede
generar
miseria en las condiciones materiales
de tu vida; aunque tengas un
trabajo de
funcionario, estable y agradable, puedes
ponerle un poco de sabor a
la vida, quejándote
todo el tiempo de lo que haces, además de
temer sin motivo perderlo.
Si por el contrario
eres como la mayor parte de la gente, un
empleado común y
corriente de cualquier
empresa, el mercado laboral siempre está
fluctuando y no
sabemos cuándo nuestra
cabeza será la siguiente en la guillotina.
Considerar sin
necesidad, aunque sea en
soledad tus errores de forma constante, actuar
de
manera servil o francamente hipócrita con
tus compañeros, o simplemente imaginar
lo
que será morir de hambre en las calles cuando
te despidan, es una práctica
diaria que requiere
toda tu angustia, acaban haciendo tu vida
miserable.
Puedes también practicar el
aburrimiento
de ti mismo y lo que te rodea. Las personas
miserables suelen tener un aura de saberlo
todo: nada los asombra, y lo que
asombra a los
demás debe ser rápidamente denunciado como
lo que es, una copia
burda de algo que ya
existe real o virtual. Cultivar el sentimiento de
que todo
es predecible, de que todo ya ha sido
hecho por alguien en el pasado o en el
presente; que el tedio es insufrible, puede
hacerte ver a tus propios ojos como
una
persona culta, que ha agotado todas las formas
de asombro y solo le queda
vivir su miserable
vida rodeado de estafernos.
Ni que decir nada sobre los que
adoptan
una identidad negativa. Si no sabes por dónde
empezar puedes
asumir diagnósticos físicos o
mentales y vivir de acuerdo con ellos: si estás
deprimido vuélvete una persona depresiva; si
te sientes ansioso, vuélvete una persona
ansiosa. Simplemente deja que tu diagnóstico
condicione todos los aspectos de
tu existencia,
y lograrás vivir como un convaleciente, con
todas las ventajas
que aporta: la gente estará
preocupada constantemente por tu frágil
estado, y
en vez de ser una persona compleja,
con días buenos y malos, puedes dar por
descontado que incluso los días buenos serán
pocos si tu identidad negativa
comienza a
tomar el control.
Puedes ser también de los que discuten
sobre cosas tontas. No hablamos de un debate
filosófico, sino
de un asunto de poder: para las
personas altamente miserables, tener la razón
es más importante que dialogar con el otro
para encontrar una verdad común o un
terreno
de interlocución. Es especialmente útil cuando
estás en una relación de
pareja, pues el otro
siempre manifiesta pequeños detalles que son
suficientes
para arruinarle el día a los que
quieren ser miserables. Discutir es un
inmejorable sustituto del amor, pues las
constantes peleas erosionarán un
afecto mutuo
que de otro modo podría crecer y volverse
imprevisible, por ese motivo
altamente
peligroso, porque no discutirían nunca más
sobre tonterías.
Desconfiar de las intenciones de los
demás, es una miserable servidumbre de la
vida para algunos. Uno nunca sabe si un
comentario, un
halago, o una pregunta que nos
hacen, no es en realidad un insulto, o una
forma velada de humillación. La gente
altamente miserable, siempre está pendiente de
lo que los otros no dicen, no les importa lo que
dicen los demás, aunque lo
hagan de forma clara
y entendible. Esto puede complementarse con
el : no
hay nada más miserable que hablar de
las segundas intenciones de los demás,
cuando
éstos no están escuchando. Se sabe, que
eventualmente la gente miserable
está tan sola,
que termina relacionándose únicamente con
personas tan
miserables como ellos mismos;
también como está claro desconfiando de ellos.
Evitar la gratitud de los demás a
toda
costa, sería reconocer una forma de
superioridad sobre tu persona
intolerable. La
gratitud puede ser el elemento común de todas
las formas religiosas, y algo que
inmediatamente te ayuda a ver lo positivo de
los demás, dentro de las situaciones negativas.
Por ese motivo, debes evitar
sentir gratitud:
nunca digas gracias, la
gente a tu alrededor
tiene la obligación de servirte por tus evidentes
dotes intelectuales:
la vida está hecha solo
para los grandes como tú, aunque seas un
miserable.
¿Cómo son los que no disfrutan los
placeres de la vida, Música,
Paisajes naturales,
Arte en general? Esas son cosas superficiales
para gente
tonta que no sabe nada de la vida.
Las personas altamente miserables, saben que
todo placer es transitorio y de alguna forma
egocéntrico, pues son una
distracción que no
puede nunca compensar el miserable estado
del mundo actual.
Nada mejor para recordar
constantemente, es que el mundo es un lugar
horrible,
lleno de pobreza, enfermedad y
devastación que echa a perder cualquier
momento
de placer. Solo merece la pena lo
inmediatamente próximo y material sin visos
de trascendencia, que es capaz de satisfacer
sus pobres necesidades.
Glorificar o satanizar el pasado,
es tarea
fácil, solo es necesario leer libelos sobre la
memoria histórica, sin
documentarnos quienes
los escriben a todas horas. Dicen que
todo
tiempo pasado fue mejor, pero el pasado
también es el lugar de las
oportunidades
perdidas, desperdiciadas o ignoradas. Si algún
día experimentas
placer con el estado actual de
tu vida, recuérdate cuando no tenías dinero,
cuando te divorciaste, cuando te despidieron
de algún trabajo o te pusieron una
mala nota
en la escuela, sin importar que hayan pasado
veinte años. “Los
malos recuerdos son para
siempre”; podría ser
un buen eslogan para
tener a la vista en cualquier situación, y sentir
compasión de ti mismo.
Quejarse siempre de todo, crea a
tu
alrededor una fiel audiencia de gente que
también se queja, como si de un
coro de
parroquia se tratara. Las personas miserables
saben,
que la crítica podría abrir un fecundo
espacio de diálogo: por eso se esfuerzan
en
permanecer en los lindes de la queja, que no es
sino la expresión de su
fascinante mente
maestra para hallar algo negativo en cualquier
situación. Las
quejas funcionan también como
recordatorios valiosos que los demás siempre
estarán dispuestos a escuchar de ti: piensa que
no hay nada más fascinante que
escuchar a
alguien quejarse sobre la política, el clima, sus
relaciones o su
trabajo. Por otra parte, quejarse
tiene la ventaja de hacerte perder la
oportunidad de generar en tu vida los cambios
que podrían convertirte en una
persona menos
miserable, además de ser un hábito que puede
realizarse a solas o
acompañado.
Málaga 4 de Febrero 2018