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De un hombre a una mujer ….
El tiempo que quedaba se ha agotado,
destino inexorable de lo humano,
el tiempo que se acaba ya no vuelve,
se queda suspendido en el espacio.
Los gestos, las palabras…ya olvidadas,
la física brutal de nuestros cuerpos,
tremendos ademanes de la euforia,
venial caricatura del deseo,
se nutren y alimentan del recuerdo.
No pasará la luz, ya se ha apagado
las puertas del ayer están cerradas.
Mañanas sin calor, mañanas muertas.
Detrás, solo un castigo de silencios,
mortal vacío, que se lleva el viento.
El mar que sube alegre hasta tu orilla,
mañana bajará sin miramientos,
el mar cuando se enfada no pregunta,
arrastra cuanto pilla, lo tritura.
Tus manos retendrán desesperadas
los restos destrozados del naufragio.
Las cosas que aquí amaste con locura,
huirán llenas de miedo de tu lado.
No escapará tu vientre a esa marea,
la suerte nos devuelve lo que damos.
Las lágrimas son fuentes que no cesan,
que inundan nuestro sueño hasta agotarlo.
La suerte nos llamó,… fue sin saberlo,
sentada se quedaba a contemplarnos.
No entendió que no hiciéramos honores…
La suerte se marchó, se fue en silencio.
Se fue sin avisar, cerró esa puerta.
Inmensa soledad de un paso en falso,
tremenda invitación a un desatino,
saltar en el espacio que no entiendes,
despierta siempre tarde al que se engaña…
No supo contestar el que saltaba,
Su salto fue mortal, no hubo remedio.
Infierno de esperanzas en lo eterno,
pensar que encontrarás lo que perdiste,
es necia pretensión, una locura
el beso de ese amor que no quisiste.
La vida seguirá sin detenerse,
quebrada en un instante sin retorno,
a nadie importará por qué lo hicimos.
El puerto que has soñado, ya no existe.
Soy lo que soy…ya ves…hoy no soy nada.
Soy y no soy…después…soy un extraño.
Decirte que no existo, es imposible
Mentirte sin motivo, es un engaño.
Desnudo me verás, que soy muy frágil,
vestido de mortal, ya no me sirve,
apenas cubro la impudicia torpe
de un ser vacío,…de este ser inútil.
Una sombra fugaz, fue en la que ardimos,
brisa en mil besos, de profunda huella.
Escritos en tu piel están mis versos,
en la sima profunda de tu alma,
en el vértice oscuro de tu cuerpo,
en tus manos plagadas de caricias,
de sutiles deseos inconfesos.
Caminaré despacio… peregrino…
Ya no podré mirarte, ni un instante,
Tus deseos y los míos se habrán ido,
tan lejos estaremos,… tan distantes.…
Sirenas del sendero que no engañen
mi largo deambular por esas rutas.
Los cantos de sirena son tenaces.
Será duro el camino, sin tu ayuda.
Solo mi verso vencerá el hastío,
la extraña ingratitud de estar despierto,
que a veces en las noches me da frío,
pensar que lo ocurrido no fue un sueño.
Matarme en este amor que aún tengo dentro,
morir en el empeño de arrancarlo,
sabiendo que el hacerlo nos destruye,
perdono yo a mi vida sin saberlo.
Solo mi verso vencerá el desierto,
espacio seco del dolor cautivo.
Un solo verso crecerá en tu cuerpo,
solo mi verso…… mientras yo esté vivo.
Ahora Mercedes e Isabel han querido una vez más premiarme con su magistral interpretación de esta poesía. Visto el resultado y para que sirva como castigo a mi soberbia y como ejemplo para las futuras generaciones de poetas, de cómo se debe recitar este poema, acomodaros en vuestro sillón y escuchar.
-azpeitia- desde Zuhaitz-Ondoan
12 de Septiembre de 2009