22 mayo 2013



LA CODICIA


Sobre la oscura mesa,

las manos codiciosas

aprietan el vacío.

Son treinta las monedas,

que esperan su destino.

Un montón de amarillas,

silenciosas,

son el precio de una vida

que se escapa,  

sin preguntas… con violencia.

Es duelo de un acuerdo inacabado,

la venta de algo inerte…

vil materia.


Fundidas por un César victorioso,

sus caras ya no brillan como antaño.

Son oro maleable, deseado.

Relieves desgastados de mil manos,

se dejan masticar por los expertos.

La prueba es necesaria al cerrar tratos,  

antigua tradición de mercaderes.


Historias muy distintas las separan.

provienen de países muy lejanos.

Si hablaran, son capítulos tremendos,

un libro de aventuras del pasado.


Los hombres las condenan sin sentencia,

a ocultas, enterradas, escondidas,

viviendo en los lugares más extraños…

El pecho de una dama distinguida,

la bolsa genital de un viejo turco,

sentina de una Nao de Fenicios,

el huerto de un Procónsul de la Galia...


La mesa es la frontera entre dos sombras,

que se hablan sin mirarse, vehementes.

Negocian en voz baja.

No se sabe…

que extrañas ambiciones les corroen.

Sus ojos tan abiertos los delatan.

El rayo de un cuchillo corta el aire…

El muerto no dirá lo que ha perdido...


Escrito por  - azpeitia –  en Jaén el 17 de Mayo de 2013



1 comentario:

Misterio Azul dijo...

Hay certeza en tus palabras. Es muy buena.

Beso.