11 abril 2019

ESCRITO SOBRE EL MAR...








ESCRITO SOBRE EL MAR…

Escribir sobre el mar es vano empeño,
las letras se deslían y se pierden,
la espuma las oculta entre las olas,
y nunca la verdad tiene camino.
Hoy dejo a las palabras su albedrío,
que expresen para ti lo que ellas quieran.
Las sílabas contarlas no merece
pues dicen que les cansa tanta rima
y el ritmo musical sin instrumentos.
Ahí dejo que mis dedos se diviertan
y obliguen al teclado a hacer milagros.
No quiero que me juzgues, ni me juzguen,
lo que hoy voy a escribir, no está pensado…

*****

En ese rincón del alma, al que nadie llega,
-porque está oculto-
y en la desidia humana
-del... ya lo haré-
alojo peregrinos pensamientos,
-pensamientos quizás sea pretencioso-
recuerdos, bagatelas de una música lejana,
estropicios en mi psique alborotada
que busca asir el aire, sin permiso,
el agua que atraviesa nuestras venas;
son venas de un planeta imaginario,
que vuela condenado hasta lo eterno,
refugio del futuro de la tierra.
-es Marte ese planeta, no lo dudo-
Pretendo hacer limpieza y despejarlo.  

Recuerdo…
En tu cuello tan esbelto,
un foulard de colores variopintos
 que se mueve con el aire de la brisa,
adornando tu cara de alabastro,
y se adentra en el valle de tus senos,
sublevando hasta el fondo mis sentidos
que al consejo traidor quieren llevarme
y me arrastran a destinos imposibles…
-solo a veces-

Mis manos pecadoras
que desabrocho de su cotidianeidad  
para sumergirlas en campos apaisados,
 se remansan y sin pedir perdón  
sueñan abrazarte cada noche,
-cuando la luna nos llena de su fuerza-
  desnuda de prejuicios, desinhibida,
sin vestidos frontera,
ni enaguas melifluas sugerentes.
Ellas siempre están dispuestas 
como alas de mariposa,
a un concierto appassionato
que vuelva a las mil codas del scherzo.
-sin vergüenza de lo oscuro que nos cubre-
Un salto que nos lleva al infinito.
-seguro que quise decir a Dios-

Recuerdo esos cien atardeceres
de luces desmadejadas,
indecisas…
con paisajes aplastados por la bruma
que excitan las nostalgias
y aparcan los ojos
de los ingenuos que queremos entender
lo inexplicable,
dentro de un cuadro que está sin firma.
-¿Anónimo?-


Los brillos de estrellas engañosas,
que hace siglos que murieron en su cuna,
se recuestan en un mar traidor, indiferente,
con náufragos cautivos en su cenagoso fondo
haciéndonos creer que aún están vivas.
-nadie se da cuenta-

Recuerdo también,
un brindis con el vino de tus labios
que al calor de lo oscuro me pidieron,
 -suspirando-
que no amaneciera nunca,
que al sol… lo han apuñalado
y sangra triste su muerte…en el ocaso.
-asesinos que nunca denunciamos-

Que dos almas se han colado
para siempre…
con el permiso de Dios
-eso no tiene discusión-
en la locura de un sueño
que manejamos los dos sin miramientos  
llenando mis entresijos
en los huecos que quedaban… desocupados.  
-no quedan muchos-

Todavía, ese maldito rincón,
lo tengo lleno de reliquias,
son baratijas muy viejas
de recuerdos arrugados
en el limbo de los necios,
-necesarias necedades-
que nos impone la vida,
que me llenan sin permiso los espacios
trascendentes;
el “reservoir” de tu amor inexpugnable.
 -Son los okupas del maldito rincón -

Entraré sin miramientos,
y los echaré a la calle con mi látigo.  
para desahucios de martingalas,
con la evicción de los derechos perdidos,
-adocenados-
que leen a los mortales, los leguleyos
mientras los escuchantes
se sientan en sus maletas de viaje.
-a la miseria-

Y sin que nadie lo sepa
lo juro, lo prometo… eres la reina de todo
pues para eso has nacido.
La monarca de mi esencia,
de tantos pasillos huecos
que aún conservan telarañas,
del tesoro que tú dices
-exagerando-
que oculto entre mis locuras,
escondido...
-sin intención alguna-

Hay que limpiar de almonedas
los botines de esas mil guerras incruentas,
esos cajones abarrotados de papeles viejos
poemas asonetados, romances para la lumbre,
cartas de amor en do menor
y contratos no cumplidos.
-las guerras cruentas son de juzgado de guardia-

Decir que lo llenas todo, -hoy- no es cierto.
-lo digo, aunque tenga que dormir en otro cuarto-

¡Son ellos, son los únicos culpables!
De la futura república
que acabará con tu monarquía.
Deambulan alegres por la casa,
opinan, califican… ya exigen sus derechos.
-hasta duermen-

 Son duendes tan pequeños… adorables
como ángeles pintados por Murillo
que miedo da pensar que es lo que traman.
-hasta conspiran-

Tiranos del amor sin condiciones,
juegan con su destino de inocencias
haciendo que este lazo que nos une
día a día, sea más fuerte…
-un nudo marinero, que es ya gordiano-
Ya no hay Alejandro Magno
ni su flamígera espada.
-ni el Helesponto de Grecia-
Un calor… que no es humano.
-quise decir Divino-


Escrito por Azpeitia, José Antonio
el día 11 de Abril del año 2019











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