04 diciembre 2007

El tren de la vida




EL TREN DE LA VIDA....


El tren no llega nunca,

no llegará, se ha muerto....

En la estación vacía, no caben los suspiros.

En la estación vacía, no caben los deseos.

La esfera blanca del reloj, se apaga.

La aguja negra de las horas trepa.

¡No llegará a su hora!... Un beso se lo impide.

¡No llegará,.... está muerto!... se ha roto su destino.

Las manos separadas, no volverán a unirse.

Las manos separadas, agrietarán el aire.

Un túmulo de ruidos, anuncia su llegada.

Se para, se estremece, respira su chatarra.

Se suben los andenes,

se bajan sin saberlo,

los hombres y mujeres que llevan un secreto.

El tren tiene ventanas, son de cristal y sueños.

Detrás de cada una, un rostro que no vemos,

un llanto contenido, ya mudo en el recuerdo.

Detrás de esa ventana, su rostro está en escorzo,

las ruedas se lo llevan, estrépito y silencio.

Detrás, vagón de cola, se lleva lo que quiero.


azpeitia 4 de Diciembre de dos mil siete

3 comentarios:

Fanny dijo...

Intentemos que no se nos pase el tren, sensiblemente, Fanny

BELMAR dijo...

Los rieles nos llevan al mismo lugar...

Belkis dijo...

La vida es como un viaje en tren, un constante embarque y desembarque, con muchas historias detrás de cada persona. Los viajes son así, llenos de atropellos, sueños, fantasías, esperas, despedidas, encuentros, alegrías. Importante es disfrutar del camino porque no sabemos en que lugar del mismo nos tendremos que bajar irremediablemente.
Este poema me gusta especialmente, me identifico mucho con él.
Un cariñosísimo saludo maestro de la palabra.