24 noviembre 2021

ELUCUBRACIONES POETIFORMES

 


                                        




                 ELUCUBRACIONES       POETIFORMES

 

Imaginar, sin mucho fundamento

es tarea frugal de los poetas

que buscan inspiración

en cualquier sitio.

Sí, he dicho bien, en cualquier lugar

en el Metro, en el Bar, en la calle  

en plenilunios de alcohol y ruido

en las cloacas de los tugurios

llenas de sugerentes poemas

daguerrotipos sobre el cemento

obscenos grafitis.

En el entierro de tu peor amigo  

en las variopintas Webs  

en las películas del Oeste Americano.

En las sustancias milagrosas

que acceden sin permiso al cerebro

En el porro hábilmente liado con una mano.

 

Ahora, el uso de la Red, de la araña informática  

le hace dudar de su vocación.

 

Algunos lugares  

le inducen a las ideas más extrañas.

Revuelve en la jocosa verborrea

de gentes aburridas  

de la injuria cuartelaria

barriobajera  

de los porteros de una fábrica de noche  

de hijas de papá desparramadas.  

 

De los jóvenes locos  

que buscan aventuras    

en la selva de una virgen de segunda mano  

de las mujeres seducidas y abandonadas

en los asientos de atrás de un utilitario  

que sueñan con un varón educado y sensible.

 

En las sobrias relaciones

de los viernes noche  

en los atletas del sexo solitario  

que piensan que lo real es peligroso.

Sadomasoquistas  

de Intente hacerlo en su casa.

Románticos Marrón Glacé

en Mousse al Chocolat.

En los libidinosos de ambos sexos  

expertos en juegos corales.

En la vulgar vida diaria.

 

Al fin

en el fondo de reptiles de un Ayuntamiento  

en la prensa corrupta irreductible

que sobrevive impensablemente

con la cohesión textual de sus redactores

confundida con la de un bachiller cursi

sin recursos sintácticos.

 

Este algo tan variopinto, tan excitante  

es el suculento caldo de cultivo de la inspiración

que nunca dejará que los ripios se malogren  

que las mentes preclaras, tecleen frenéticas

las temblorosas manos emborronen

las inmaculadas cuartillas  

que el numen prodigioso de los vates  

no se vuelva inexorable, lánguido  

quejumbrosamente torpe

como en mi caso

 

 

Parafraseándome a mi mismo

Azpeitia, José Antonio

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