EN UN RELOJ CUALQUIERA…
No me queda otro verso
que me inspire.
No sabría decirte
si ahora estoy
despierto
si la luz que me llega
es negra o blanca.
Sólo oigo el suspiro
de tu aliento
rítmico, acorde
de tu eterno sueño.
Hoy el tiempo
se asoma
a nuestra alcoba
juega con las pautas
sentimientos, ritmos
quiere jugar
como siempre
en nuestra contra.
Son las tres de la
mañana
en un reloj cualquiera,
colgado de una iglesia
sin parroquia.
Sobre la mesa dejo
un papel escrito
la pluma con que adorno
los signos que dibujo
al ritmo de un
concierto
de ideas que te lleguen
que hagas tuyas.
La calle muda
no tiene
ya habitantes.
Mañana volverá
a ser bulliciosa
pasado y al otro
habrá más calles
que rían y que lloren
sin saberlo
de la lluvia y el sol
que los inunde.
Hoy tengo ya
mil versos para darte
mil palabras
mezcladas
con caricias.
Un inmenso deseo
de quererte, de
sentirte
de abrasar mis manos
en tu cuerpo.
Hoy el tiempo
se acaba
nos deja
no nos habla
corre alocado
el viento que lo lleva.
No volverán
minutos que perdimos
minutos que dejamos
con las manos
abiertas sin tocarnos.
Mañana será tarde
no habrá tiempo
el tiempo que ha pasado
ya se ha ido.
Soñando que era nuestro
lo perdimos.
El río de la vida
es nuestro dueño
el agua que ha corrido
ya no moja
tus labios encendidos
ni los míos.
Dejar marchar el agua
sin beberla,
tirar la vida por la
borda
a ciegas
marcar los tiempos
sin saber su espacio
propósito febril
es nuestro sino.
Las tres y media son,
y sólo siento
el aire lento
salir de tus pulmones
el leve susurrar
de tu cuerpo
si te mueves,
entre edredones blandos
que cubren
tus tibias desnudeces.
Roto el encanto
del tiempo que nos
queda
hoy ya es mañana
en un reloj cualquiera.
Escrito
por – Azpeitia, José Antonio -
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