(Prólogo advertencia a la Oda)
Para expertos lingüistas busca comas
perversos sustantivos, sinalefas
sonantes y asonantes indiscretas
los versos que se estiran como gomas
las rimas que rechinan cual carretas
sonetos que les falta poderío
y al libre versador lo dejan frío
si entiendes lo que escribo, compañero
no lleves lo que digo al retortero.
Si el sonreír os afrenta,
¡No seguid! Esto es muy duro
vuestro
humor no está maduro
la
inteligencia es parienta.
Mas
si no entendéis estos versos
buscaréis
con devoción
en
los libros los reversos
del
Nebrija o del Catón…
ODA A LA DUQUESA INFIEL…
Poema declamado en arte menor (romance)por
el Marqués,
excepto en su primera intervención
y
en arte mayor (endecasílabos) por la Duquesa, que así exhibe su alto rango.
*
Inquieta desbordada, temerosa
Arnulfa no olvidéis las mis enaguas
la cita del marqués ¡Ay! Me rebosa.
Marqués que dicen es de “Entrambas
aguas”
Señora no sufráis que de esta cita
sabréis sacar provecho con astucia
el joven es apuesto y se acredita
que guarda entre sus arcas gran
fiducia.
Sabed que vuestra cruz es buena dote,
haced uso y relumbre de este nombre,
y aquí en el canalillo del escote
la rosa que sus ojos los asombre.
Duquesa de la “Cruz desvencijada”
la Iglesia Carmelita está vacía,
la calle es más escura e apagada
el óbolo en promesa, en la alcancía.
El párroco ha pedido una oración.
Qué bueno de escuchar… ¡Confesionario!
Mostraros como sois con discreción.
Rezad por mis pecados un rosario.
La sombra del marqués es alargada,
su fama de galán y pendenciero,
cabalga el marquesado en su mesnada.
Los nobles lo proclaman justiciero.
Ya llega el caballero, no hagáis ruido
paresce que le extraña este lugar
guiadle con la tos, como descuido
que sepa donde estáis para escuchar.
(El marqués asoma el befo)
¿Estáis señora donde dice el monje?
A fe mía, que es discreta la abadía,
nace el primor, do el amor esponje.
Quisiera estar contrito sin porfía.
Mostradme algún desdén de vuestra mano
no quiero equivocar mis sentimientos
pues como veis duquesa, soy humano
y no aumentéis aún más mis
sufrimientos.
Deciros, que en mi voz uso el romance.
Usar endecasílabos es clase
tan alta, como vos en este trance
dejad que en estos términos me abrase.
Compartiros mis ardores
en romance es mi locura
son así más muñidores
que mi voluntad procura.
En este modo quisiera
preguntaros por el Duque
que dicen que está lejano
y allí, hay que llegar en buque.
El Duque ya partió, es muy valiente,
se fue a Jerusalén a conquistarla.
Meterse en ese trance, fue imprudente.
¡Cercar la tierra Santa y levantarla!
Es logro, que alcanzara ese milagro
trayéndole más fuerzas y reaños
pues yo en mis oraciones lo consagro
aunque pasados ya, son varios años.
Querréis saber si tengo galanteos
con nobles de mi corte tan selecta
los juegos nunca llegan a himeneos
la gente tiene lengua, y es abyecta.
Dejadme pues soñar con su regreso
No quiero mancillar su ilustre cuna
pues puede ya estar muerto, quizá preso
la herencia he de guardar y su fortuna.
¡No sigáis! Me solivianto.
Darme debéis un buen motivo
pues estoy, que no me aguanto
y me vuelvo muy impulsivo.
No hay ni reinas ni princesas
que alcancen vuestra hidalguía,
no vengáis ahora con esas,
no aparentéis ser tan fría.
Marqués, no deseéis tamaño infierno.
Revolcarme queréis sin compasión.
Pensad que ya hace frío y es invierno
y es mi viejo castillo un panteón.
Mezclar ahora mis huesos con los
vuestros
hacer un amasijo de locuras
sacará de sus tumbas mis ancestros
cubriendo mi vivir de desventuras.
Así que no soñéis, mi vida es triste
un leve destellar no es suficiente
queríais me por bien, vos me dijiste.
¡Haceos la señal, ahí, en la frente!
Fablarme no es de amor lo que pretende
su intrépido ofertorio de propuestas
que a damas de mi alcurnia nos ofende
y a todas sus preguntas no hay
respuestas.
¿Ahí termina el alegato
que mis manos os ofrecen
después de esperar tanto rato?
¡Mis voluntades se acrecen!
Y no admito la derrota
ni un paso atrás de cobarde
pues mi corazón rebrota
y agora, ya está que arde.
-He de conseguir su aliento,
su calor y su ternura,
aunque a vencer desaliento
tenga que mediar un cura-
Mi oído, ha recibido un buen mensaje
y aunque hablado lo habéis, así, muy
bajo
corresponde lo dicho a mi linaje
es la iglesia muy hueca es un badajo.
¡Así!
Ya me decís cosas sensatas
si media ya la Iglesia, es muy distinto
no soy como pensáis de las beatas
perdidas, sin saber quitarse el cinto.
Cumplirme en este trance es lo que
importa
si entrego mi virtud, es con doblones,
la cuenta del ducado está muy corta
y debo restaurar los mis salones.
¡Pronto! Que venga el cura y monaguillo
que soy viuda de ayer; en un combate
su cuello lo segaron a cuchillo.
Cumplida está su vida en el dislate.
Mas no tembléis señor, tomad mi brazo
llevadme hasta el altar, me quito el
velo
la tripa que me veis es de embarazo
os ruego perdonéis mi poco pelo.
Me sorprende tal alarde
de impudicia mi Duquesa
tengo priesa, se hace tarde
para cenar en mi mesa.
Debo partir con premura
la obligación me reclama,
disculpadme con el cura
a las diez voy a la cama.
Marchose el caballero por do vino,
y dicen, los que saben de la historia
contada claro está por un vecino
que el Duque no murió, vive en Vitoria.
La duquesa parió, un buen bastardo
y es hijo del deán de la abadía.
Del marqués que dicen tan gallardo
se murió de un celoso en la porfía.
(Moraleja)
Mas, si eres libertino y también bravo,
no cojas lagartijas por el rabo.
Escrito por - Azpeitia, José Antonio -