15 enero 2022

ODA A LA DUQUESA INFIEL…

 



(Prólogo advertencia a la Oda)

 

Para expertos lingüistas busca comas

perversos sustantivos, sinalefas

sonantes y asonantes indiscretas

los versos que se estiran como gomas

las rimas que rechinan cual carretas

sonetos que les falta poderío

y al libre versador lo dejan frío

si entiendes lo que escribo, compañero

no lleves lo que digo al retortero.

 

Si el sonreír os afrenta,

¡No seguid! Esto es muy duro

vuestro humor no está maduro

la inteligencia es parienta.

Mas si no entendéis estos versos

buscaréis con devoción

en los libros los reversos

del Nebrija o del Catón…

 

 

ODA A LA DUQUESA INFIEL…

 

Poema declamado en arte menor (romance)por el Marqués,

excepto en su primera intervención

 y en arte mayor (endecasílabos) por la Duquesa, que así exhibe su alto rango.

 

*

 

Inquieta desbordada, temerosa

Arnulfa no olvidéis las mis enaguas

la cita del marqués ¡Ay! Me rebosa.

Marqués que dicen es de “Entrambas aguas”

 

Señora no sufráis que de esta cita

sabréis sacar provecho con astucia

el joven es apuesto y se acredita

que guarda entre sus arcas gran fiducia.

 

Sabed que vuestra cruz es buena dote,

haced uso y relumbre de este nombre,

y aquí en el canalillo del escote

la rosa que sus ojos los asombre.

 

Duquesa de la “Cruz desvencijada”

la Iglesia Carmelita está vacía,

la calle es más escura e apagada

el óbolo en promesa, en la alcancía.

 

El párroco ha pedido una oración.

Qué bueno de escuchar… ¡Confesionario!

Mostraros como sois con discreción.

Rezad por mis pecados un rosario.

 

La sombra del marqués es alargada,

su fama de galán y pendenciero,

cabalga el marquesado en su mesnada.

Los nobles lo proclaman justiciero.

 

Ya llega el caballero, no hagáis ruido

paresce que le extraña este lugar

guiadle con la tos, como descuido

que sepa donde estáis para escuchar.

 

(El marqués asoma el befo)

 

¿Estáis señora donde dice el monje?

A fe mía, que es discreta la abadía,

nace el primor, do el amor esponje.

Quisiera estar contrito sin porfía.

 

Mostradme algún desdén de vuestra mano

no quiero equivocar mis sentimientos

pues como veis duquesa, soy humano

y no aumentéis aún más mis sufrimientos.

 

Deciros, que en mi voz uso el romance.

Usar endecasílabos es clase

tan alta, como vos en este trance

dejad que en estos términos me abrase.

 

Compartiros mis ardores

en romance es mi locura

son así más muñidores

que mi voluntad procura.

 

En este modo quisiera

preguntaros por el Duque

que dicen que está lejano

y allí, hay que llegar en buque.

 

El Duque ya partió, es muy valiente,

se fue a Jerusalén a conquistarla.

Meterse en ese trance, fue imprudente.

¡Cercar la tierra Santa y levantarla!

 

Es logro, que alcanzara ese milagro

trayéndole más fuerzas y reaños

pues yo en mis oraciones lo consagro

aunque pasados ya, son varios años.

 

Querréis saber si tengo galanteos

con nobles de mi corte tan selecta

los juegos nunca llegan a himeneos

la gente tiene lengua, y es abyecta.

 

Dejadme pues soñar con su regreso

No quiero mancillar su ilustre cuna

pues puede ya estar muerto, quizá preso

la herencia he de guardar y su fortuna.

 

¡No sigáis! Me solivianto.

Darme debéis un buen motivo

pues estoy, que no me aguanto

y me vuelvo muy impulsivo.

 

No hay ni reinas ni princesas

que alcancen vuestra hidalguía,

no vengáis ahora con esas,

no aparentéis ser tan fría.

 

Marqués, no deseéis tamaño infierno.

Revolcarme queréis sin compasión.

Pensad que ya hace frío y es invierno

y es mi viejo castillo un panteón.

 

Mezclar ahora mis huesos con los vuestros

hacer un amasijo de locuras

sacará de sus tumbas mis ancestros

cubriendo mi vivir de desventuras.

 

Así que no soñéis, mi vida es triste

un leve destellar no es suficiente

queríais me por bien, vos me dijiste.

¡Haceos la señal, ahí, en la frente!

 

Fablarme no es de amor lo que pretende

su intrépido ofertorio de propuestas

que a damas de mi alcurnia nos ofende

y a todas sus preguntas no hay respuestas.

 

¿Ahí termina el alegato

que mis manos os ofrecen

después de esperar tanto rato?

¡Mis voluntades se acrecen!

 

Y no admito la derrota

ni un paso atrás de cobarde

pues mi corazón rebrota

y agora, ya está que arde.

 

-He de conseguir su aliento,

su calor y su ternura,

aunque a vencer desaliento

tenga que mediar un cura-

 

Mi oído, ha recibido un buen mensaje

y aunque hablado lo habéis, así, muy bajo

corresponde lo dicho a mi linaje

es la iglesia muy hueca es un badajo.

 

 ¡Así! Ya me decís cosas sensatas

si media ya la Iglesia, es muy distinto

no soy como pensáis de las beatas

perdidas, sin saber quitarse el cinto.

 

Cumplirme en este trance es lo que importa

si entrego mi virtud, es con doblones,

la cuenta del ducado está muy corta

y debo restaurar los mis salones.

 

¡Pronto! Que venga el cura y monaguillo

que soy viuda de ayer; en un combate

su cuello lo segaron a cuchillo.

Cumplida está su vida en el dislate.

 

Mas no tembléis señor, tomad mi brazo

llevadme hasta el altar, me quito el velo

la tripa que me veis es de embarazo

os ruego perdonéis mi poco pelo.

 

Me sorprende tal alarde

de impudicia mi Duquesa

tengo priesa, se hace tarde

para cenar en mi mesa.

 

Debo partir con premura

la obligación me reclama,

disculpadme con el cura

a las diez voy a la cama.

 

Marchose el caballero por do vino,

y dicen, los que saben de la historia

contada claro está por un vecino

que el Duque no murió, vive en Vitoria.

 

La duquesa parió, un buen bastardo

y es hijo del deán de la abadía.

Del marqués que dicen tan gallardo

se murió de un celoso en la porfía.

 

(Moraleja)

 

Mas, si eres libertino y también bravo,

no cojas lagartijas por el rabo.  


Escrito por - Azpeitia, José Antonio -

 

 



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