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CIELOS DEL ÁRTICO Y
ANTÁRTICO
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Plasma solar que
envuelve el magnetismo
de la tierra, que se
convierte en viento,
combina los azules y
los rojos,
el verde que es
oxígeno e hidrógeno,
y eleva entre volutas
densas brumas
que nacen de los largos
perihelios.
La Aurora Boreal, es
esa virgen,
que extiende y cubre
todo con su velo,
nada puede igualar a
su grandeza,
beatífica visión de
lo que es bello,
es pura, iridiscente,
tan hermosa;
quisieran los humanos
en su empeño,
cogerla con las manos,
abrazarla,
plasmar con sus pinturas
sobre un lienzo
la magia de la luz
que la atraviesa.
Cristales son del
agua sus espejos,
que reflejan, diluyen
los colores
que giran alocados y
traviesos
del vértigo de un
baile con sus ritos.
Los cantos animales
son un rezo,
los hombres quieren
ver lo que no existe,
a dioses
complacientes en lo eterno,
que ofrecen en la
cumbre de esas nubes
un cálido refugio
entre los hielos.
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Escrito por Azpeitia
José Antonio
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