02 diciembre 2021

 


                                          

                                           

ESTABAS  SOLA  ¡SÍ!…

 

Estabas sola ¡Sí!… con tu breviario

de santos lleno, de imágenes votivas

mirando embelesados a los cielos

que nunca habían visto  

compungidos de un dolor antiguo  

que olía a naftalina.

 

En la puerta del Colegio  

las citas con los otros eran vagas

aburridas, sin motivo.

Enmarañados por la brisa  

los pelos sueltos, cegaban tus ojos  

deslumbrados

por un sol implacable del sur agreste.

 

Protegiendo tu cuerpo con los libros  

de intuidas asechanzas  

deseos de los otros no entendidos  

oías las campanas del colegio

que bostezaban letanías  

cansadas de sí mismas.

 

Imaginabas tus labios

pegados al cristal de un viejo espejo

que empañado por la voz

de la otra conciencia

buscaban a los míos aturdidos  

mis brazos rodeando tu cintura

soportando la locura

de un cuerpo, presentido  

sin imagen, sin cara, sólo en sombra.

 

Sensaciones que sonaban a pecado

de un ser que estaba lejos en la nada.

 

Qué largo era el camino, inentendible.

 

Las voces de las monjas no eran cantos

de Ninfas de ese mar con que soñabas

sonaban plañideras, monocordes.

 

Rompióse el pensamiento en mil pedazos  

disparo de una monja regordeta

volvió a la realidad lo que era un sueño.

¡A la clase niñas… que ya es muy tarde!

 

 Escrito por – Azpeitia, José Antonio –

 

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