Entender que
la vida es un milagro
que el rezo
al despertar es exigencia
que el mundo
en que vivimos amenaza
con palabras
engaños y mentiras.
Si pueden,
tratarán de deglutirnos
acabar
nuestra estúpida soberbia
y lo poco que
queda de esperanza.
Semejantes,
deambulan justo al lado
sólo veo sus
ojos temerosos
el resto está
cubierto con un lienzo
que tapa su
nariz, su cara y boca
los miramos,
nos miran sin hablarnos
muñecos de
guiñol articulados
no espero de
su cuerpo una palabra.
¿Es la tregua
falaz previa a una guerra?
Convivencia muy
frágil, sólo un gesto
fugaz, con
ademán, es suficiente
si dejamos atrás
todas las formas
corteses,
elegantes, disuasorias
que tanto
esfuerzo y sangre se han llevado
volvemos a la
selva de las bestias
del sálvese
quien pueda y corra más.
Hoy quisiera
no creer que esto se acaba.
Mañana,
pasado, quizá muy pronto
pondrán un
detector sofisticado
en donde
nunca llegues, ni a rascarte.
Las manos que
amenazan son muy largas
son viejas,
arrugadas, rencorosas
no buscan
otra fe, que la venganza
desprecio al
Creador de lo que es bello.
No quieren
irse solos al infierno.
Que tan sólo
el amor puede salvarnos
es algo que
derramo entre mis versos
morirme, si
es de amor, que gran ventura
y en la
tregua feroz, yo me resisto
rebaño lo que
tengo entre mis brazos
no quiero que
se sepa… es un secreto.
Entender lo
que ocultan las palabras
entender que
la vida es un milagro.
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