El
sueño me empuja a un lugar oscuro
las
luces son negras con ribetes blancos
casas
sin ventanas, ciegas de no ver
miran
con tristeza
las
calles vacías, el silencio muerde
las
paredes hablan un extraño idioma
se
ríen se mueven
parece
que bailan a la tierra atadas
asumen
su vida triste de ladrillos.
De
hierro y cemento una torre enorme
Un
cartel muy grande… “Banco del Poder”
Hombres
que están huecos reciben limosnas
de
un tremendo Ujier con botones de oro.
No
sirve el dinero, comer se ha prohibido
sólo
una papilla con acento inglés.
Coches
como tanques, llevan en su piel
escritos
los signos de una secta extraña
quizás
religiosa, política acaso
no
es la cruz gamada, ni la cruz cristiana.
Tres
hombres muy gordos bajan de sus coches,
ríen a destajo, tiran cacahuetes
y
también pistachos y olivas de hueso.
Orondos
de gozo, no miran a nadie
llevan
gafas negras, brillantes gabanes.
La gente no existe, parecen muñecos
son
todos iguales…hechos a una tinta
de
un gris sin matices, tristes, apagados.
El
viento que arrecia arrastra a los hombres
su cuerpo
está hueco, vacío sin carne
hojas
de un castaño que el aire se lleva
sin
remedio, lejos.
¡Esos
ya no vuelven!
Mientras,
de lo alto… no puedo entenderlo
llueven
los billetes, monedas de trueque
acciones
y cheques, también talonarios
Corren
como locos…se agreden, se pisan
hasta
se apuñalan ¡Locos asesinos!
Hombres
que están huecos, me miran con odio
tienen
de dinero los bolsillos llenos.
Les
pregunto a todos, nadie me responde
no
tienen la lengua, los ojos son cuevas
el
gesto de miedo ¡Pobres millonarios!
Dos
hombres de rojo me cogen los brazos
me
aprietan muy fuerte hasta hacerme daño.
¿Eres
tú el que quieres cambiar nuestro mundo?
Siento
que me clavan un puñal muy grande
un
angor de muerte mueve mis entrañas.
De
pronto despierto… me froto los ojos
todo
ha sido un sueño… ¿Sera una advertencia?
Me
quedo pensando… ¡Una pesadilla!
los
sueños avisan ¡Son premoniciones!
¿Ese
es el futuro?
¡Qué
extraño!… ¡Qué extraño!
****
"El hombre, difícilmente se une a otros
hombres su ética como individuo, está quebrada y la
moral del grupo humano no le sirve. No quiere ni querrá nunca, dejarse gobernar
por esos locos incapaces que se aferran al poder de cualquier manera por su
propia ambición.
Escrito por - Azpeitia, José Antonio -
No hay comentarios:
Publicar un comentario