Este verso ardiente que vive y que muere
que quema mis manos.
Verso de un momento, impromptu
perpetuo
que crece y se anida
te envuelve, te quiere
se derrama dentro, cobija
deseos
resiste… me habla, me dice
temblando:
¡Acógeme
pronto
soy sólo un instante
si tardas me pierdo!
¡No me olvides! Grita
¡No me dejes! Llora
Yo lo abrazo fuerte
lo visto de alas,
de viento
de agua
de luz
de recuerdos.
Lo escribo despacio
corrijo… lo entiendo.
Es hijo engendrado en noches
de insomnio
pródigo mendigo que asume
destinos
de teclas y cables de códigos
ciegos.
La Red o la Net
ya no importa el nombre
lo acoge en su seno
lo lleva en sus megas
sumergido en ellos.
Hoy marcha viajero
a espacios sin fondo
pues nadie ha soñado
lo que nadie ha visto
la Red es tan densa.
Viaja al infinito.
Ahora ya está lejos
llamará a mil puertas
puertas que a mi espalda
son otras mil vidas
para consolarlas
vestirlas de sueños.
Dormirá mañana en brazos
distantes
en labios sedientos, en ojos
de almendra
llorando la rima de este pobre
verso.
Morderá silencios
cautivos momentos, anclados al
aire
moverá recuerdos.
Las almas vacías
locas de añoranzas
tendrán su consuelo.
Las almas vacías
lo abrazan, lo adoran
lo quieren…ya es suyo.
¡Que gozo leerlo!
Habla tantas cosas
cosas que ellos tienen
¡No saben contarlas!
-¡Eso es muy difícil!-
Dicen entre dientes.
¡Ojalá supiera escribir como leo!
El verso perdido se fue para
siempre
ahora ya no duerme, se ha
marchado al cielo.
Ahora es poesía, poesía en
serio.
Ha viajado tanto
que muchos la entienden
ya no hay mas misterios.
Sólo tengo un ansia
que llegue a su casa
no sé dónde vive
tampoco su nombre
nunca me lo ha dicho.
Cuando ella lo lea
lo coja en sus manos,
le bese la frente
lo sienta muy dentro
dos lágrimas limpias
llorarán su cara
dos lágrimas limpias
valdrán lo que siento.
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